viernes, 21 de mayo de 2010

Mundo Inteligible


"Quiero acceder al mundo inteligible, y si para ello he de cultivar la
ARETÉ, así lo haré, sin reparo".

sábado, 8 de mayo de 2010

Cartas Literarias a una Mujer


En una ocasión me preguntaste: ¿Qué es la poesía?

¿Te acuerdas? No sé a qué propósito había yo
hablado algunos momentos antes de mi pasión por ella.

Mis ojos que, a efecto sin duda de la turbación que experimentaba, habían errado un instante sin fijarse en ningún sitio, se volvieron entonces instintivamente hacia los tuyos, y exclamé al fin: ¡la poesía... la poesía eres tú!

Yo aún tengo presente el gracioso ceño de curiosidad burlada, el acento mezclado de pasión y amargura con que me dijiste: ¿Crees que mi pregunta sólo es hija de una vana curiosidad de mujer? Te equivocas. Yo deseo saber lo que es la poesía, porque deseo pensar lo que tú piensas, hablar de lo que tú hablas, sentir con lo que tú sientes, penetrar por último en ese misterioso santuario en donde a veces se refugia tu alma, y cuyo dintel no puede traspasar la mía. (...)

viernes, 7 de mayo de 2010

Reseña del Artículo


ARTURO PÉREZ-REVERTE



Es este un artículo al más puro estilo REVERTIANO, es explícito y directo, y no se puede afirmar que sea sutil. Es una denuncia que Reverte lleva dentro y quiere soltarla. Es cierto que el artículo lo obtuve de manera casual, y aunque su procedencia está clara pues pertenece al suplemento cultural XLSEMANAL en su versión digital, su datación no lo está tanto. Pero, ¿a quién le importa?, nos encontramos ante un artículo que carece de temporalidad, pues se trata de un artículo de opinión, noticiable pero que no es noticia.

Además, debemos manifestar la importancia de la firma, pues debido al capital simbólico que el autor tiene (en términos de Pierre Bourdieu), se convierte en un artículo con un indudable tirón. Pérez-Reverte prestigia el tema tratado y lo pone de actualidad.

La forma “unos y otros” que utiliza el autor, nos sitúa ante un planteamiento distributivo, equitativo y distante. Además dicha construcción se hace recurrente a lo largo del texto.

“Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros”. De inocencia no tiene nada el artículo de Pérez-Reverte, aunque la alusión primera tenga que ver con Disney y los mundos del tío Gilito.

Su mordaz mensaje porta flechas envenenadas con fina ironía que arremete contra unos y otros. Igual que los apandadores intentan una y otra vez robar al tío Gilito, los políticos roban planes de estudios competentes, propuestas de formación dignas y todo ello de manera indolente, descarada y sin usar antifaz.

La imparcialidad de Reverte está presente, pues el reparto de cicuta se hace de manera proporcionada y atendiendo al principio de equidad; nadie se queda sin su ración, hay cicuta para unos y otros.

Se muestra duro Pérez-Reverte, está enfadado, indignado y lo demuestra en cada línea. Eso le honra. Un escritor prestigioso, comercial y popular, con la letra T en su sillón de la RAE, se podía dedicar a escribir y no polemizar, pero sin embargo se muestra, en este artículo, como un intelectual comprometido, alejado del conformismo y de la autocomplacencia. Arremete contra todo político que a su modo de ver ha contribuido negativamente a la educación, es más, cita explícitamente al Presidente. Esto le hace valiente.

Barcos con cargamentos de oro intelectual, territorios comanches donde poner sabor a educación, un húsar batallando por buenos planes de formación, maestros de esgrima, de gramática, de literatura e historia, una carta esférica donde se revela la verdad. Eso es lo que trae Pérez-Reverte, mucha calidad.

Hay quien sostiene que no es más culto el que mejor habla sino el que más registros domina (cita textual del profesor D. Ricardo Senabre en una de sus clases), y en eso Reverte es un pionero. Su artículo presenta un registro, ora culto, ora vulgar; y eso le hace de nuevo grande. El gusto periodístico como columnista está presente permanentemente en el texto. Se muestra ágil, rápido, irónico propio del lenguaje de periódico, pero sin abandonar los tintes literarios que engrandecen el artículo: eufemismos, referencias cultas y nombres de ilustres escritores como Quevedo, Cervantes o Machado. Eufemismos como agrafía, siendo ésta la incapacidad total o parcial para expresar las ideas por escrito a causa de una lesión o desorden cerebral. Referencias cultas como la Arcadia, ese paraíso perdido al que todos miramos y nadie encuentra.

Tiene Pérez-Reverte mucho de Larra en esta columna, y si no mucho, “algo”, pues refleja una situación que se da en la sociedad que le ha tocado vivir y le queda la pluma para intentar solucionarlo. Aunque los estilos son muy diferentes, el primero se muestra más directo y menos literario, el segundo más sutil y más retórico. Ambos reivindicativos, ambos inteligentemente irónicos y mordaces. En los dos casos se entremezclan técnicas periodísticas y literarias, dos mundos que tienen mucho en común.

Pérez-Reverte pone de manifiesto una realidad: ¿es que nadie echa de menos el BUP y el COU? El latín y el griego, a Salustio con La Conjuración de Catilina, a Virgilio con su Eneida. Estamos ante una espiral de deterioro, donde las generaciones venideras formadas en la ecuación para la ciudadanía nos sacarán de la mediocridad. La generación de Hanna Montana no echará de menos a los clásicos, sin embargo subirán el nivel del informe PISA (programa internacional para la evaluación de estudiantes). ¡Estamos salvados!

Dios tenga a buen recaudo a Góngora y a Gracián, también a Borges y a Cortázar. Que Cervantes se pudra en la estantería. No pasa nada, reinará Homer y su prole en una sociedad cada vez más necesitada.

LICENCIADO VIDRIERA

Espiral irremediable

Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros.
Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros -aquí matizaré ministros y ministras- de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera.
No quiero que acabe el mes sin mentaros -el tuteo es deliberado- a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía.
De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, alos meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana -que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural-, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña.
Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente -recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española-. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos»
Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p'alante.
Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.
Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio.
Cuánto más peligro tiene un imbécil, que un malvado.