miércoles, 16 de marzo de 2011

Materiales populares y folclóricos en la Literatura. Prof. Francisco Blanco


Los hijos, a lo lardo de la historia, siempre han venido con un pan debajo del brazo (y ya la expresión es elocuente), es un elemento popular, así como la mujer solterona con connotaciones despectivas, con gran distancia semántica con la palabra solterón. Lo cierto es que en la sociedad, lo diferente es señalado con el dedo.

Ahora bien, los hijos se convertían en una bendición sencillamente porque eran mano de obra barata en la sociedad tradicional, era una sociedad de reciclaje, se aprovechaba todo al máximo. El hijo sobrevivía con lo heredado por hermanos mayores. A los 6 años ya ocupaban puestos como "el pitorro" que llevaba el botijo a los segadores, y a medida que se hacían grandes eran mayores sus responsabilidades, especialmente los niños varones. El no tener hijos en la sociedad tradicional es una maldición; la mujer que tiene hijos cumple su función y de no tenerlos sería tachada de bruja y maldita como se ve en la obra de Yerma.

¿Qué es Yerma? Algo que no se cultiva porque es un terreno no propicio y el título es deliberado por parte de Lorca. La protagonista no tiene hijos y la obsesión de esta mujer, se manifiesta desde el principio, ella es un terreno preparado para cultivo para su marido. El primer cuadro de la obra, comienza con una nana, canto popular de mucha profundidad. La nana es un género casi literario y conecta gracias a la voz como elemento primordial de comunicación. El tema del niño está presente desde el principio en la obra.

Juan el marido de Yerma afirma: "No tener hijos que gasten" y Yerma contesta "Juan no tenemos hijos, no tenemos hijos". No tener hijos en la sociedad tradicional era una responsabilidad casi exclusiva de la mujer. Esa necesidad de hijos, aparece mediante gestos, como pasarse la mano por el vientre. Yerma muestra su ansiedad por la falta de hijos, y todos la señalan por ello.

La palabra y la espiritualidad popular son factores importantes en la antropología popular. Magia y religión se complementan en la sociedad tradicional. El hombre tradicional necesita respuestas y para ello lo solicita en la magia y en la religión y eso no crea conflicto. La palabra mágica en la religión es la plegaria, la oración que surte un efecto automático y es una puerta de comunicación con la divinidad. La palabra con poder sobrenatural ya existía en el mundo clásico. Si la palabra es Dios, sus poderes son idénticos al de Dios. Los ensalmos sirven para curar, el conjuro en el mundo campesino para evitar tormentas en el campo.

La necesidad del hijo en Yerma aparece en forma de palabra, al final seguimos la obsesión por el hijo cuando Yerma matado a Juan, y ella dice "yo misma he matado a mi hijo"; parece trastornada pero sus palabras implican que el único hombre que la podía dar un hijo ha muerto, concepto de la fidelidad. La esterilidad es un auténtico estigma en la sociedad tradicional: "cada mujer tiene sangre para cuatro o cinco hijos y cuando no los tienen esa sangre se vuelve veneno". Estamos ante la cultural popular.

Imperio romano, poesía griega y universalidad en el Pro Archia de Cicerón .Prof. José Carlos Fernández Corte


Aproximadamente en el año 62 a.C.. Cicerón pronuncia un discurso en defensa del poeta Aulio Licinio Arquias, convirtiéndose dicho discurso en una de las piezas más importantes de la literatura universal. Junto a la Ilíada, La Eneida, La Divina Comedia y El Quijote, el Pro Archia suele aparecer en esos elencos de obras notables. Este poeta tenía procedencia griega y ciudadanía romana, pero le acusan de haber falsificado la documentación que le proporcionaba la condición de ciudadano romano. Es por ello, por lo que Cicerón decide defenderlo.
Archias como autor, no busca lo que buscaban otros autores, no busca notoriedad ni dinero, sólo busca ser ciudadano romano de manera legítima. Su obra, no es una obra de mercado. Es un poeta épico que escribe sobre hazañas romanas. Cicerón tiene que defender esta obra y a su autor con un gran obstáculo y es que carece de documentación para demostrar la ciudadanía de Arquias pues se quemaron todos los archivos.
Cicerón habla delante de un tribunal jurídico que otorgará o no, la ciudadanía al poeta. Las letras no están destinadas al público sino a un ciudadano romano. Arquias no es un poeta al uso, es un poeta griego en la ciudad de Roma, donde se habla latín. Cicerón defiende la aceptabilidad de la poesía en griego y es eso lo que termina defendiendo. El núcleo de se discurso es cultural (poesía) y político (ciudadanía). También se ve crítica literaria puesto que no en vano, el tribunal determinará si la poesía vale o no.

El Pro Arquia es un discurso singular, muy diferente de los otros de Cicerón. Él mismo lo dice al comienzo de la pieza, cuando se anticipa a pedir excusas al jurado por la licencia que se va a tomar: “[Permítanme, jueces, usar] un tipo de discurso especial, casi nuevo e inusitado.

Volviendo a la cuestión de la ciudadanía, ésta concedía muchas ventajas a quien la ostentaba; si bien es cierto que el ciudadano incorporado era culturalmente inferior. Arquias es un poeta épico y el padre de la poesía épica es Homero y ciertas ciudades lo temían como conciudadano.

Cicerón en su discurso manifiesta que las letras griegas se leen en casi todo el mundo mientras que el latín sólo en Roma. Así que si nuestras hazañas se definen por los límites de la urbe, dice Cicerón, no hay objeto por qué poner freno a esa expansión gracias al potencial universal que posee el griego. Cicerón también defiende a Arquias y dice que es un poeta improvisador, recita sin escribir. Pero si escribía tras la meditación, entonces es tan bueno que su gloria igualaba a la de los poetas antiguos, escritores canónicos. Arquias componía miles de versos sobre la marcha y lo hacía útil para la vida romana. La nobleza romana en su vida socio-política había ocasiones en los que el poeta improvisaba respuestas ingeniosas para el noble. Capacidad de improvisación para ser notario de la vida social.

El discurso Pro Archia de Cicerón, más que la defensa del poeta Arquias, acusado de usurpar la ciudadanía romana, es la defensa de la humanitas, de la cultura literaria, concebida no como mera erudición, sino como un saber ennoblecido por un elevado ideal moral.
Según Cicerón, las letras constituyen el mejor camino para el hombre que aspira a la plenitud de su humanidad y a convertirse en un homo humanus.

IMPORTANTE DEFENSA DE LAS HUMANIDADES:
Quod si non his tantus fructus ostenderetur, et si ex his studiis delectatio sola peteretur, tamen (ut opinor) hanc animi adversionem humanissimam ac liberalissimam judicaretis. Nam ceterae neque temporum sunt neque aetatum omnium neque locorum: haec studia adulescentiam alunt, senectutem oblectant, secundas res ornant, adversis perfugium ac solacium praebent, delectant domi, non impediunt foris, pernoctant nobiscum, peregrinantur, rusticantur.