En ocasiones el tiempo nos hace saltar hacia la plenitud, es un tiempo lleno. Lleno de esperanza y de felicidad, un tiempo único. El tiempo deja de ser oro, para pasar a ser auténtica riqueza; es el tiempo que no sirve de justificación a ningún salario. El tiempo imposible de comprar o vender. Es el tiempo que no se pierde, que no pasa, el tiempo que no hay que matar, es el tiempo que no es tiempo sino eternidad, o mejor, es el tiempo intensivo, el tiempo apasionado. Ese es el tiempo de los dioses que se nos entrega para matar el falso Yo que llevamos dentro.
sábado, 17 de agosto de 2013
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