jueves, 26 de noviembre de 2009

El Polifemo de Góngora


El Polifemo de Góngora


La lectura del Polifemo requiere gran esfuerzo y la ayuda de comentarios y anotaciones. Es la obra mayor más lograda de Góngora. Un mundo de nítida belleza: una atmósfera iluminada por un sol radiante, en lugares ya terribles, duros y tenebrosos, ya llenos de deliciosa verdura, arden el amor y el aborrecimiento. La pasión de toda una isla por Galatea, la atracción invencible entre Galatea y Acis, el amor en el corazón del monstruo Polifemo, que lleva odio y a la venganza. Es la misma historia que contó Ovidio pero nueva en la pluma de Góngora. Está escrita en octavas, lo que hace que las construcciones sintácticas se repriman haciendo más ligero su entendimiento.

OCTAVA 1.- Dedicatoria al conde de Niebla. El poeta pide al conde que escuche sus versos: Estas rimas que Talía (culta a pesar de ser una musa campestre) me inspiró en las purpúreas horas de la mañana, cuando la aurora es toda rosas y el día un matiz de rosicler, escúchalos (¡Oh excelso conde!) contadas al son de mi zampoña; escúchamelas ahora que ilustras y doras con el esplendor de tu luz Niebla (ahora que estás en tu vida de Niebla), si ya no es que, entregado a la caza, te hayas salido de ese lugar y, peinando con el vuelo de tus halcones los vientos, fatigando con el escudriño del ojeo los bosques, tal vez te hayas acercado hasta los mismos muros de Huelva (Niebla pueblo cercano a Huelva)
+El demostrativo (estas) va separado de su sustantivo (rimas); y el que introductor de la oración de relativo (dictó) se presenta antes que su antecedente. Gran hipérbaton.
+Dictó, hacer notar que se trata de un latinismo, dictó = inspiró que es acción de las musas, como hacen los oráculos.
+El adjetivo culto que Góngora usa en su sentido más elevado, se había hecho muy popular por las burlas antigongorinas.
+Góngora llama bucólica a Talía y es que el autor va a cantar un poema pastoril (su héroe, Polifemo, es un pastor)
+En las purpúreas horas: las horas más propicias para la creación eran las del amanecer.
+Las rosas son atributo común de la aurora. Rosicler como rojo claro y vivo.
+La alba es un italianismo y muy probablemente Góngora escribió L’alba.
+Ahora que de tu luz tu Niebla doras: finge el poeta que el conde de Niebla, a quien dedica el Polifemo, está en el lugar de Niebla, cabeza de su condado. También juega con la acepción común de la palabra niebla.
+Zampoña, según Pellicer (cronista real) era un instrumento de cuerda, aunque el sentido corriente se refería a un instrumento de viento.
+Si ya los muros no te ven, de Huelva/peinar el viento, fatigar la selva: “A no ser que las murallas de Huelva te vean, dedicado a peinar los vientos persiguiendo aves y fatigar la selva buscando caza.

OCTAVA 2: para que puedan ahora ser escuchados su versos, el poeta pide ahora quietud a los animales de la caza.
¡Que el generoso halcón, preparado convenientemente para la caza con una dieta previa (templado como el arte de la cetrería), se entrega en pulir y alisar con el pico sus plumas, sosteniendo en el puño del maestro cetrero, o que, si se halla sobre la percha o alcándara que sirve de soporte a estas aves, se esté tan quieto (aunque no será posible) que ni aun le suene el cascabel que colgado lleva! ¡Que el fogoso caballo andaluz se esté enfrenando, tascando y cubriendo de blanca espuma el freno de oro (encaneciendo el oro con lo blanco de la espuma, producto de la impaciencia en el ocio y no de la actividad en la carrera)! ¡Que el lebrel gima con ansia de escapar del cordón de seda que lo atraílla! Y ahora, en suspenso la caza, suceda por fin al cuerno o trompa de los cazadores la cítara del poeta.
+La maestra mano: la mano del maestro cetrero
+El generoso pájaro: el halcón (sinécdoque: se dice el género para significar una especie)
+”Tascando haga el freno de oro, cano/del caballo andaluz la ociosa espuma”: La ociosa espuma del caballo andaluz (tascando éste) haga cano el freno de oro. Pide que el caballo esté detenido mientras canta sus versos.
+”Gima el lebrel en el cordón de seda” impaciente lebrel sujeto por la traílla.
+Cuerno…Cítara: caza y poesía (metonimia instrumental)

OCTAVA 3: pide el poeta al conde que aproveche la suspensión de la caza para oír sus versos. Que en otra ocasión cantará como se merecen las alabanzas de tan gran señor. Aquí termina la dedicatoria del poema.
Sirvan un dolor silencio y un ocio, atento a la lectura de mi poema, de treguas o descanso del robusto ejercicio venatorio, mientras que tú, asentado bajo el dosel augusto que corresponde a tu grandeza, escuchas el fiero canto del músico gigantazo Polifemo. Alterna hoy con las musas, con la poesía, el placer de tus deportes; que si mi Musa, mi poesía es capaz de ofrecer un tan grato clarín como es necesario para proclamar dignamente tus alabanzas (y tal que no sea inferior al más potente de la Fama), tu nombre ha de resonar con mis versos para todos los confines del mundo.
+Treguas al ejercicio sean robusto: Hipérbaton. Tregua, pues la caza tiene algo de milicia.
+Ocio atento, silencio dulce: omisión del artículo.
+en cuanto/debajo escuchas del dosel augusto.
+que si la mía puede ofrecer tanto/clarín (y de la Fama segundo)/tu nombre oirán los términos del mundo: Tanto adquiere un valor pronominal neutro (tan gran cosa)
+que si la mía puede ofrecer tanto/clarín: violentísimo encabalgamiento con una evidente intención expresiva.
OCTAVA 4: Antes que nada, nos indica el poeta el lugar de la acción: Sicilia. Al final de la estrofa introduce ya la caverna del Polifemo, que va a describirnos después…
Cerca de donde el espumoso mar de Sicilia casi rodea el promontorio al que los antiguos llamaron Lilibeo (hoy se llama lo mismo y también Boeo), como calzando el pie de este monte y argentándolo con la plata de las ondas marinas; cerca de esta montaña que sirvió de bóveda a las fraguas de Vulcano o de sepultura a los huesos de Tifeo (uno de los gigantes que pretendieron escalar el Cielo y fueron vencidos por los dioses), un llano cubierto de cenizas da todavía con ella pálidas señales, o del duro oficio de las herrerías de Vulcano, o del sacrílego intento de Tifeo (porque Tifeo, enterrado allí, vomita a veces cenizas ardientes desde su sepultura). En este sitio, pues, una alta roca tapa la entrada de una gruta, sirviendo así como de mordaza a la boca de la caverna.
+Donde espumoso mar siciliano/el pie argenta de plata al Lilibeo: “Allí donde el mar siciliano bate contra el cabo Lilibeo, plateándolo con su espuma…”
+El verbo argentar viene de argentum, en latín “plata”: significa pues platear.
+El poeta por sinécdoque, en esta octava, quiere mentar a Sicilia. Sicilia se convierte para muchos escritores lugar de las fraguas subterráneas del dios herrero.
+pálidas: cultismos usado ya bastante desde fines del s.XVI
+pálidas señas cenizoso un llano/- cuando no del sacrílego deseo-/del duro oficio da: se llega ahora a completar la oración principal (su verbo es da y su sujeto un llano).
El pensamiento poético de Góngora sigue avanzando, bifurcado y dudoso, entre dos posibilidades, la fragua de Vulcano o tumba de Tifeo.
+Allí una alta roca/mordaza es a una gruta, de su boca: una alta roca es mordaza de su boca a una gruta… Obsérvese el valor de “ser” con el sentido de servir. Como si dijera: una alta roca le sirve a una gruta de mordaza de su boca. La metáfora boca para designar la entrada de una cueva vive habitualmente en muchas lenguas.

OCTAVA 5: Comienza la descripción propiamente dicha de la caverna de Polifemo, y abarca esta estrofa y la siguiente.
Unos troncos robustos sirven de defensa y tosca guarnición a este recio peñasco. A la greña o maraña intrincada de los árboles debe la caverna profunda aún menos luz del día y menos aire puro que a la peña que la cubre (pues si mucha luz y aire quita esta piedra, más quitan aún los árboles que están delante). Y que el seno oscuro de la cueva es lecho tenebroso de la noche más sombría nos lo indica una infame turba de aves nocturnas que allí gimen con tristeza y vuelan pesadamente.
+Guarnición tosca de este escollo duro/troncos robustos son, a cuya greña/menos luz debe, menos aire puro/la caverna profunda, que a la peña: Léxico: Guarnición: decimos guarnecer por adornar, aderezar, fortalecer: y guarnición es lo que así adorna. Escollo: peñasco. Greña: palabra rústica, ramas de los árboles, es una evidente hipérbole para ponderar lo tupido del ramaje.
+caliginoso lecho, el seno obscuro/ser de la negra noche nos lo enseña/infame turba de nocturnas aves,/gimiendo tristes y volando graves: El poeta necesita intensificar el concepto de oscuridad: obscuro, negra, nocturnas. Reforzado por el adjetivo caliginoso, que es un cultismo, nunca asimilado completamente por la lengua
+Según el poeta, “una infame turba de nocturnas aves (gimiendo tristes y volando graves) nos muestra que el seno oscuro (de la cueva) era como el lecho caliginoso de la negra noche.” (Porque volaban allí como vuelan en la oscura noche).
+La sensación de oscuridad tiene un prodigioso realce fonético en el verso 7º: infame turba de nocturnas rosas.
+La sensación de estar al límite de estar en las posibilidades técnicas del verso la tenemos cuando leemos el siguiente: gimiendo tristes y volando graves Venimos de un verso con bilateralidad fonética y ahora cierra la estrofa otro de completa bilateralidad gramatical.

OCTAVA 6: Termina en esta estrofa la descripción de la caverna de Polifemo. El triste hueco de este formidable bostezo de la tierra (el hueco de esta enorme gruta) sirve al gigante Polifemo, horror y espanto de aquellos montes, de bárbara choza, de sombrío albergue y de redil espacioso en el que encierra todo el ganado cabrío que esconde u oculta con su número las ásperas cumbres de la sierra: bella abundancia de ganado que, a un silbido de su gigantesco pastor, se reúne, y a la que un peñasco manejado por Polifemo deja encerrada en la cueva.
+De este, pues, formidable de la tierra/bostezo: El hipérbaton ha separado el adjetivo formidable de sus sustantivo bostezo. La espera del lector desde formidable hasta bostezo, parece que acompaña mentalmente la prolongación característica del movimiento fisiológico del bostezo. Es un hipérbaton distensivo.
+Bostezo, esta metáfora sube a la poesía la humilde voz bostezo.
+el melancólico vacío/a Polifemo, horror de aquella sierra,/bárbara choza es, albergue umbrío/ y redil espacioso: Aquí está contenido el núcleo de la oración que forma toda la octava: “el melancólico vacío” (del bostezo), o lo que es lo mismo, “la lóbrega y triste hondura de la cueva” le es al gigante tres cosas: choza, albergue y redil.
+Extraordinaria abundancia de erres, formidable, tierra, horror, sierra, bárbara, albergue, umbrío, redil, encierra, cumbres, ásperas, cabrío, sirve para ensalzar lo bárbaro y agreste del ambiente de Polifemo.

OCTAVA 7: después de habernos descrito la caverna, comienza ahora la descripción del Polifemo; y ocupa ésta las estrofas 7 y 8. Era como un eminente monte de miembros humanos este cíclope, feroz hijo del dios Neptuno. En la frente de Polifemo, amplia como un orbe, brilla un solo ojo, que podría casi competir con el Sol, nuestro máximo lucero. El más alto y fuerte pino de la montaña lo manejaba como ligero bastón; y, si se apoyaba sobre él, cedía al enorme peso, cimbreándose como delgado junco, de tal modo, que, si un día era bastón al otro ya estaba encorvado como un cayado.
+Un monte era de miembros eminente: “Era como una alta montaña hecha de miembros humanos” La comparación del gigante con un monte se halla en casi toda la tradición de la leyenda de Polifemo.
+de un ojo ilustra el orbe de su frente,/émulo casi del mayor lucero: Este fiero hijo de Neptuno, que ilustra de un ojo (= con un ojo) émulo casi del sol, el cielo de su frente.
+Góngora dice el orbe de su frente para indicar que la tenía grande y redondeada como la esfera celeste.
+Polifemo se sirve también de un pino, como bastón, en Virgilio: y en Homero la maza del cíclope es comparada a un mástil de navío.

OCTAVA 8: El cabello negro, imitador, en lo undoso y lo oscuro, de las lóbregas aguas del río del Olvido, pende sin aseo cuando no vuela desordenadamente al soplo de los vientos huracanados; su barba es un impetuoso raudal que se diría bajar de la mole montañosa que es el gigante, como torrente nacido en este gran Pirineo: hijo adusto, pues, de este Pirineo (“adusto” por lo fosco y encrespado, y “adusto”—adusto vale etimológicamente lo mismo que “requemado”—por venir del Pirineo, pues el nombre Pirineo se relacionaba tradicionalmente con la voz griega Pür, fuego); así se despeña la barba torrencial de Polifemo llegando a inundar el pecho del cíclope, surcada, no por cepillo o peine, sino todo lo más (aunque pocas veces y mal y sin resultado) por los dedos del propio gigante.
+Leteo es el río tartárico del olvido. Obsérvese cuántos elementos telúricos, subterráneos, sombríos, infernales atribuye Góngora a Polifemo.
+al viento que lo peina proceloso,/vuela sin orden, pende sin aseo;/un torrente en su barba impetüoso:El cabello según varía el viento, o vuela desordenado, o pende sin aliño. Nótese la separación de los adjetivos respecto a sus sustantivos (“viento…proceloso”, “torrente…impetuoso”). Esta separación es expresiva.
+que (adusto hijo de este Pirineo): La barba arranca de la cabeza, como un torrente que baja del Pirineo. Por eso (continuidad de la imagen) le llama adusto. Adusto etimológicamente quiere decir “requemado o tostado”
+o tarde, o mal, o en vano/surcada aun de los dedos de su mano: dice “surcada” por ser barba como un torrente (y porque también el pelo parece surcado por peines). “tarde” porque no se preocupaba mucho de peinarla; “mal” porque cuando lo hacía era con mala maña; “en vano”, porque la barba, muy áspera y enmarañada, no se dejaba domeñar. Y dice “aun” solo concediendo que lo hiciera alguna vez con la mano, nunca con peine.

OCTAVA 9: Cuenta cómo el gigante Polifemo mata a las más fieras alimañas. No ha criado la isla de Sicilia, en las asperezas de sus montañas, fiera alguna armada de tanta crueldad o dotada de pies tan ligeros, que –frente a Polifemo—libre por su ferocidad o salve con su ligereza su piel manchada de cien colores. Usa el gigante las pieles de las bestias que mata: ya le sirve a Polifemo de pellico de la fiera que antes, en los bosques, producía mortal espanto al labrador que, con paso lento, caminando a la dudosa luz crepuscular, volvía a su establo los bueyes, de la labranza.
+No la Trinacria en sus montañas, fiera/armó la crueldad, calzó de viento,/que redima feroz, salve ligera,/su piel manchada de colores ciento: Trinacria es un nombre griego de Sicilia, llamada así por sus tres característicos promontorios.
“Sicilia” en sus montañas no tiene fiera alguna armada de crueldad (por su ferocidad) o calzada de viento (por su ligereza) que con su ferocidad redima o con su ligereza salve su piel manchada de cien colores, es decir, de muchos colores. Parece casi seguro que, cuando se refiere a la fiera con piel manchada, Góngora no habla de tigres, pues Sicilia, ni los hay, ni los ha habido. Habla en general de toda clase de fieras, y si añade el pormenor de la piel manchada de muchos colores, es una hipérbole, porque el poeta ha sentido la necesidad de poner una nota de belleza o color a la idea de la fiera.
+Existe una correlación bimembre en dos dualidades (una en el verso 2º y otra en el 3º)
armó de crueldad (A1) calzo de viento (A2)
redima feroz (B1) salve ligera (B2)
El poeta piensa, por un lado, en las fieras que atacan con instinto sanguinario (primeros miembros), y por otro, en las que se salvan por su velocidad (miembros segundos): a la primera naturaleza las armó para el ataque (A1), a las segundas parece que les puso alas en los pies para la huida (A2).

OCTAVA 9: Frutas del zurrón de Polifemo. El zurrón (cuanto más capaz, tanto más lleno) sirve de cercado de la fruta, que se sale y rebosa de él casi como si se abortara; a la fruta seronda o inverniza que el tardío otoño deja como encomendada al piadoso oficio de la hierba, pues, guardada entre hierba, va con lentitud madurando: las serbas que entre el heno se van llenando de arrugas; y las peras que están como en cuna dorada entre la rubia paja, la cual, ejerciendo de pálida tutora (“pálida” por su color pajizo y porque este tinte conviene a la severidad y rigor de la tutoría) la esconde con avaricia (como a sus pupilas un tutor) mientras pródigamente les va dando un color dorado (como un honesto tutor la hacienda de sus encomendadas).
+Cercado es (cuanto más capaz, más lleno)/de la fruta, el zurrón, casi abortada,/que el tardo otoño deja al blando seno/de la piadosa hierba, encomendada: El zurrón le sirve como cerco de la fruta. Y es muy grande el zurrón, pero cuanto más grande es, tanto más lleno está: tanta es la fruta. Viene ahora una dificultad: dice “fruta… casi abortada”. Los comentaristas varían. La comparación con el aborto animal es evidente, pero unos piensan que la llama abortada porque sale del zurrón (que tan lleno está).
+La serba, a quien le da rugas el heno;/la pera, de quien fue cuna dorada/la rubia paja, y –pálida tutora-- /la niega avara, y pródiga la dora: Sigue la enumeración de dos clases de frutas que maduran entre paja: la serba (fruto del serbal), que madura arrugándose entren el heno;la pera, que madura entre rubia paja, como si fuera en cuna dorada; y la paja, como una tutora rigurosa y celosa de sus pupilos, la niega avarienta (a penas la deja ver), pero al mismo tiempo la va dorando pródigamente con la maduración.

OCTAVA 10: Sigue enumerando las frutas del zurrón de Polifemo. El zurrón le sirve como de erizo a las castañas, pues las contiene; y también se podría decir que sirve de erizo a las manzanas --mezcladas entre los membrillos verdes o los datilados—(manzanas hipócritas, que engañan no como aquellos que tras una tez pálida esconden lo encendido de sus deseos, sino al contrario, porque la manzana, de piel arrebolada, oculta un interior de carne cérea), y también se podría decir que servía de erizo a la bellota (fruto de la encina, árbol que es honor de la montaña y sirvió de único techo a la edad de oro), a la bellota, alimento, aunque grosero, del mundo mejor, de la inocencia de aquellos tiempos primitivos.
+Erizo es el zurrón, de la castaña: El zurrón es el saco de piel que usan los pastores, pero zurrón es también la cáscara primera y más tierna de algunos frutos.
+y (entre el membrillo o verde datilado)/de la manzana hipócrita, que engaña,/a lo pálido no, a lo arrebolado: también el erizo servía como de erizo de las manzanas (revueltas con membrillos, ya verdes, ya de color de dátil), manzanas que engañan porque tienen colores arrebolados por fuera y céreo por dentro; se las puede llamar, pues, “hipócritas”, pero engañan al contrario que los hipócritas usuales, pues éstos fingen palidez y recogimiento por fuera, y por dentro tienen sus coloreadas pasiones y vicios…
+y, de la encina (honor de la montaña,/que pabellón al siglo fue dorado)/el tributo: “que pabellón al siglo fue dorado”: nuevo uso de ser con valor de “servir”; que a la Edad Dorada le sirvió de pabellón.
Llegamos aquí al pasaje más difícil y más discutido de todo el Polifemo. Para comprender bien la dificultad es necesario tener ante los ojos toda la estrofa undécima. Es evidente que el poeta quiere decir (prescindamos de los membrillos) que el zurrón de Polifemo servía como de erizo (porque las guardaba) de las castañas, de las manzanas y de las bellotas (el tributo de la encina). Pero lo que en realidad dice es: “Erizo es el zurrón de la castaña, y… de la manzana… y de la encina…”
+Candor: Cultismo, uno de los más atacados en las censuras y parodias anticultistas.

OCTAVA 12: Nos describe ahora el poeta el instrumento de Polifemo y los efectos de su salvaje música. Para formar el enorme instrumento de Polifemo, la cera y el cáñamo unieron cien cañas (que no las debieran haber unido, por los graves efectos que la espantosa música produjo), cuyo bárbaro ruido es repetido duramente por más ecos que cañas o albogues fueron unidos por el cáñamo y la cera (es decir: por más de cien ecos). La selva, con sus alimañas, se conturba al oír tal música; el mar se altera todo; el dios marino Tritón rompe, por inútil o de enfado (al ver que hay un más potente y horrísono instrumento), la trompa o caracola con la que forma en las aguas estruendo de las tempestades; asustados y ensordecidos los marinos, escapan a vela y remo los navíos. ¡Tal es la horrible música del gigante Polifemo!
+Cera y cáñamo unió (que no debiera)/cien cañas: El unir con cera las cañas para formar una zampoña es cosa que refieren tradicionalmente los bucolistas. Las cañas solían ser siete y dice “cien” como corresponde a las dimensiones gigantescas de Polifemo.
+Nótense los singulares “unió (que no debiera)”, cuando lo norma sería “unieron”, “debieran”, porque los sujetos son dos (“cera y cáñamo”).
+Dice que la cera y el cáñamo unieron las cañas, y no debieran haberlas unido, por los desastrosos efectos de la monstruosa música.
+cuyo bárbaro rüído,/de más ecos que unió cáñamo y cera/ albogues, duramente es repetido: El albogue es una dulzaina y es evidente que Góngora considera como un albogue cada una de las cañas unidas por el cáñamo y la cera de la zampoña de Polifemo.
+La selva se confunde, el mar se altera,/rompe Tritón su caracol torcido, /sordo huye ek bajel de la vela y remo:/ ¡tal música es de Polifemo!: Son estos efectos de la música del gigante: la selva se conturba, el mar se alborota; el dios marino Tritón, rompe el torcido caracol, o bien espantado y rabioso de ver que el instrumento del cíclope producía más estruendo, o bien soplando en inútil deseo de competencia; aterrorizados, los bajeles procuran huir a vela y a remo. ¡Tan grande y terrible es la música de la zampoña del gigante!

OCTAVA 13: Amor de Polifemo a Galatea, comienza la descripción de esta ninfa. Adora Polifemo a una ninfa, hija de Doris, y la más bella que ha visto el reino marino de la espuma. Se llama Galatea, y en ella resume dulcemente Venus los encantos de sus tres Gracias. Son sus ojos dos luminosas estrellas: lucientes ojos que fulguran sobre su piel tan blanca como la pluma del cisne. Reúne, pues, Galatea las características combinadas del pavón o pavo real (tener ojos en la pluma) y del cisne (tener la pluma blanca). Y como el pavón está consagrado a Juno y el cisne a Venus, podemos decir que es un pavón de Venus (pavón por los ojos; de Venus por ser blanca como el cisne de Venus) o bien, cisne de Juno (cisne, por la blancura; de Juno, por los ojos “de su pluma”: cualidad del pavón de Juno); si ya no queremos llamarla roca o escollo cristalino de los mares de Neptuno.
+Ninfa, de Doris hija, la más bella, /adora, que vio el reino de la espuma: Hipérbaton. “Adora (a una) ninfa hija de Doris, la más bella que vio el reino de la espuma”. La falta de artículo indefinido en Góngora es frecuente (una ninfa). En “el reino de la espuma”, por el mar, hay sinécdoque (una parte –“La espuma”—en vez del todo): dice “reino”, de acuerdo con la mitología.
+Galatea es su nombre: Primeras menciones de este nombre, en la Ilíada y en la Teogonía. Galatea se interpreta “Blanca como la leche”.
+en ella/ el terno Venus de sus Gracias suma: Las gracias eran divinidades femeninas, jóvenes, bellísimas, asociadas a Venus. Galatea reunía los encantos de las tres.
+Son una y otra luminosa estrella / lucientes ojos de su blanca pluma: Estrellas por ojos era una metáfora corriente en la lengua poética de la época de Góngora. De esa metáfora parte para una imagen más atrevida: compara a Galatea con un cisne de blanca pluma; en esa blanca pluma, se abren como ojos las estrellas (que son los ojos) de Galatea.
+pavón de Venus es, cisne de Juno: Resulta que Galatea tiene cualidades de cisne (por su piel como blanca pluma) y de pavón (por tener ojos en la pluma).

OCTAVA 14: Continúa la descripción de Galatea. Blanca y colorada es Galatea: la Aurora ha deshojado sobre ella rosas rojas como la púrpura, entremezcladas con lirios(es decir, azucenas) de un blancor cándido. Duda del Amor y no se determina a decir cuál sea el color de la ninfa: si purpúrea nevada o si roja nieve; tan ligados y matizados están en ella ambos colores. En vano la perla del mar Eritreo quiere competir con la frente de Galatea. El ciego dios de amor, se enoja de ver el atrevimiento de la perla, y, condenando su esplendor, la relega, engastada en el oro de un zarcillo, a pender de la nacarada de la muchacha.
+Purpúreas…cándidos: Cultismos cuyo uso afearon las censuras y parodias anticultistas del s. XVII.
+Encabalgamiento entre los versos 5º-6º y 7º-8º. Eritreo es rojo, el mar Rojo de cuyo fondo provenían las perlas más finas.
+y, condenado su esplendor, la deja / pender en oro al nácar de su oreja: Algunos textos leen condenando y prender, con lo que también haría sentido. Lo mismo pender o prender van bien para castigo del crimen cometido por la perla.

OCTAVA 15: Amor de los dioses marinos a Galatea: Glauco, enamorado de la ninfa. Mucho la envidian las otras ninfas, y por ella estaba lleno de un amoroso cuidado el corazón de toas las divinidades a las que honra el mar (de todos los dioses marinos). En ella se mostraba la pompa y el triunfo del Amor, de ese dios niño y alado, que, cual marinero, conduce a ciegas (como navío sin farol) la concha o venera de su madre Venus. Glauco (uno de esos dioses marinos enamorados de Galatea), que tiene el cabello verde y el pecho no cubierto de escamas (pues sólo es pez de medio cuerpo para abajo), pero que sí lo tiene ronco de vocear en vano su amor, incita a la bella e ingrata ninfa a que monte con él en el carro cristalino que, como dios del mar, gobierna, para surcar así los campos de plata de las ondas.
+Invidia: cultismo en vez de envidia.
+Invidia de las ninfas y cuidado / cuantas honra el mar deidades era: Hipérbaton que afecta lo mismo a la oración principal (“era”) –nótese el verbo al final—que a la oración de relativo, en la que el verbo y el sujeto se han intercalado entre “cuantas” y “deidades”. La palabra cuidado significa muchas veces “cuidado amoroso”, Galatea, era pues, el cuidado amoroso (el objeto del amor) de los dioses marinos.
+pompa del marinero niño alado / que sin fanal conduce su venera: ‘era pompa, orgullo, ostentación del dios Amor, niño y alado, que ciego (sin fanal) conduce como marinero la venera o concha de su madre Venus’. No se encuentran antecedentes en la tradición grecolatina para esta marinería del Amor.
+el pecho no escamado / ronco sí: Emplea aquí Góngora una de sus fórmulas características (tipo: no B, sí A). La usa aquí Góngora para resaltar la curiosa contraposición de “escamado” y “ronco”: ‘no tenía el pecho “escamado” (aunque su cola sí lo fuera, como la de los peces); sino que lo tenía “ronco” (como pueden tenerlo los seres humanos) de solicitar en vano a Galatea’.

OCTAVA 16: Palemón, otro dios marino, amante desdeñado por Galatea. Es Palemón un joven habitante de los mares, ciñe y adorna sus azuladas sienes con ramas del más tierno coral, y que es rico de cuantos bienes cría el agua desde el odioso Faro de Mesina (lugar de muchos naufragios) hasta el promontorio del Lilibeo en el otro extremo de la isla. Pero, a pesar de su juventud y sus riquezas, ante Galatea halla tan poca correspondencia y gracia como Polifemo, aunque tal vez no extreme con él los desdenes tanto como con el gigante. Apenas Palemón comienza sus requiebros de amor, apenas si le ha oído aún Galatea, cuando ésta huye como si tuviera alas en los pies, pisando tantas flores de la ribera como él (que la persigue nadando) pisa espumas del mar.
+cerúleas sienes: Cultismo: cerúleo (en latín caeruleus) vale ‘azul oscuro’. A los dioses marinos se les atribuían miembros de color azulado.
+del más tierno coral: Alude cuidadosamente Góngora a la doctrina de los escritores antiguos de que el coral es blando y blanco mientras está en el agua.
+Palemo; En castellano sería mejor Palemón, claro que la forma “Palemo” le venía bien
para rimar con Polifemo.
+rico de cuantos el agua engendra bienes, / del Faro odioso al promontorio extremo: Presenta a Palemón como un pretendiente rico, y para encarecerlo dice que tiene bienes en el agua desde el odioso faro de Mesina, hasta el promontorio extremo (Lilibeo). Parece ser que utiliza ‘odioso’ porque en esa parte del mar estaban los escollos de Escila y Caribdis, aborrecidos por los navegantes.
+mas en la gracia igual, si en los desdenes / perdonado algo más que Polifemo, / de la que, aún no le oyó, y, calzada plumas, / tantas flores pisó como él espumas: Galatea no daba más favor a Palemón que a Polifemo (aunque le hacía desdenes algo menores). Galatea estaba en tierra, y su pretendiente la había recuestado desde el agua: al huir ella, al lado de la costa, por tierra, el otro la perseguía por las ondas.

OCTAVA 17: Continúa el tema de la estrofa anterior. Huye la hermosa ninfa; y el marino amante que la persigue nadando, bien quisiera ser, ya que no áspid fatal que mordiera el pie divino de Galatea (como el que, mordiendo a Eurídice, que huía de Aristeo, detuvo la carrera y la vida de la fugitiva), sí una manzana de oro que a la ninfa desdeñosa le hiciera menguar el paso (como en el mito de Atalanta, a la que Hipomenes, que competía en correr con ella, arrojó unas manzanas de oro: agachase a cogerlas Atalanta, y perdió por esta distracción). Pero ¿qué diente mortífero (como el del áspid de Eurídice), qué metal preciado (como el de las manzanas de Atalanta) podrá suspender la rápida fuga, provocada por el desden amoroso? ¡Oh, cómo se equivoca quien trata de perseguir lo inalcanzable, quien, como delfín que nada por el mar, pretende seguir a una ninfa que huye, veloz cual corza por la tierra!
+Huye la ninfa bella: Es una fuga como la de cualquiera de las muchas ninfas desdeñosas en las Metamorfosis.

OCTAVA 18: Descripción de Sicilia, efectos, en la isla, del amor por Galatea. Nos ha dicho el poeta en las estrofas anteriores cómo padecen por Galatea los dioses marinos. Va a mostrarnos ahora cómo arde también en su amor la juventud terrestre. A modo de introducción para este nuevo tema nos da en esta estrofa y en la primera parte de la 19, una rápida descripción de la isla de Sicilia. Sicilia, por su abundancia del vino que oculta en sus bodegas y de los frutos que ofrece en sus árboles, es como la copa de Baco (dios del vino) y cual un huerto de Pomona (diosa de los frutos): tanto ésta la enriquece con sus frutas, cuanto aquél corona de vides sus collados. Ceres (diosa de la agricultura), en su carro, que, adorna espigas, parece un trillo de la cosecha estival, no deja nunca de visitar las campiñas sicilianas, haciéndolas rendir constante y abundantemente sus cereales: campiñas de cuyas siempre fértiles cosechas las naciones de Europa son hormiga, pues, como hormigas al grano, van allí a abastecerse.
+Sicilia, en cuanto oculta, en cuanto ofrece: no hay duda de que lo que “ofrece” son los frutos, en las copas de los árboles. Pero ¿qué es lo que oculta? Se trata evidentemente del vino; pero en la interpretación se puede elegir entre dos matices: a) que está oculto en las bodegas; b) que está oculto en el zumo de los racimos.
+En carro que estival trillo parece, / a sus campañas Ceres no perdona: Cultismo: estival. El carro de Ceres se representa adornado de espigas. Por eso creo que Góngora dice que el carro de Ceres parece un “trillo estival”.

OCTAVA 19: En los cuatro primeros versos de esta estrofa termina la descripción de Sicilia, y en los cuatro últimos se comienza a tratar del amor que todos los hombres de la isla sienten por Galatea. Las lozanas cumbres de la isla deben a Pales (diosa de los ganados) una gran abundancia de rebaños; tanta y aún más que su vega llana debe de mieses a Ceres; pues si en la vega llueve, en vez de agua, granos de oro (tan ricos son en ella los sembrados), en las cumbres nieva, en vez de nieve, mil copos de lana (tanto abundan en ellas las ovejas). Para todos los que siegan oro (para todos los labradores que cultivan los cereales), para todos los que esquilan nieve (para todos los ganaderos que recogen lana), y para todos los vendimiadores que guardan en toneles el mosto, rojo como la grana, exprimido de la uva, para todos ellos (bien sea por religión –dado el origen divino de la ninfa--, bien sea simplemente por amor) es Galatea una deidad, aunque una deidad sin templo.
+Pales era diosa de los pastores, los pastos y los rebaños.

OCTAVA 20: Continúa el poeta describiéndonos los efectos del amor a Galatea entre los habitantes de la isla: cómo le hacen ofrenda de sus productos, labradores, ganaderos y hortelanos. Nos ha dicho al final de la estrofa anterior que Galatea era para los sicilianos una divinidad, aunque sin templo. Pero no sin aras; porque el sitio de la orilla del espumoso mar donde se detiene su pie ligero, les sirve a sus enamorados, de ara en que depositar sus ofrendas: las primicias de la cosecha, al labrador; y las granjerías de su ganado, al ganadero. Y el hortelano vuelca sus productos, como si vertiera todo el Cuerno de la Abundancia (tan poco avara con relación a aquella fértil tierra), sobre el cestillo de mimbres, que, con mucho trabajo, aunque con escaso artificio, ha tejido la honesta hija del propio rústico.
+el margen donde para / del espumoso mar su pie ligero: Fuerte hipérbaton: ‘el margen del espumoso mar donde para su pie ligero’
+al labrador… ara, /… es al ganadero: Hipérbaton: ‘es ara al labrador, al ganadero(les sirve de ara)’. Nótese otra vez el uso, tan gongorino, de ser con el sentido de ‘servir’.
+de la Copia –a la tierra, poco avara-- /el cuerno vierte el hortelano, entero, /sobre la mimbre que tejió… /…su honesta hija: Fuerte hipérbaton: ‘el hortelano vierte el entero cuerno de la Copia (la cornucopia o cuerno de la abundancia), poco avara la tierra, sobre la mimbre que tejió… su honesta hija (es decir, sobre el cestillo, hecho de mimbre, que tejió la honesta hija del hortelano).

OCTAVA 21: Efectos que el amor a Galatea produce entre la juventud de la isla. La juventud de la isla se abrasa en amor a Galatea; y los arados (absortos en este amor los que los guían) pasan al descuido sobre las tierras de la labranza, peinándolas ligeramente (sobre las mismas tierras que, en otro tiempo, abrieron y surcaron), mal conducidos por los aradores, cuando no arrastrados al azar por los tardos bueyes, tan errantes como sus dueños. Los ganados, sin pastor que los silbe (pues tampoco los pastores piensan en otra cosa, sino en el amor de Galatea), ya no oyen como antaño los resonantes crujidos de las hondas pedreras, a no ser que, en vez del pobre pastor, silben los cefiros, o crujan al viento los robles de la montaña.
+los arados / peinan las tierras que surcaron antes: Es muy de la poesía pastoril el fingir tales descuidos en los pastores enamorados.
+la juventud: ‘los jóvenes’ metonimia (abstracto por concreto), frecuente en el lenguaje corriente.
+sin pastor que los silbe, los ganados: El quedar abandonado los rebaños cuando el pastor se enamora, es un tópico del bucolismo.
+los crujidos ignoran resonante, / de las hondas: Hipérbaton y encabalgamiento colaboran aquí para producir una imagen fonética de la acción de un hondero.
+el céfiro no silba, o cruje el robre: Buen ejemplo de la función representativa del lenguaje, y de cómo ésta, con la maestría de Góngora, alcanza importantísima significación.

OCTAVA 22: En la estrofa anterior ha descrito la ausencia de los pastores, absortos en el amor de Galatea: en ésta nos pinta cómo, sin pastor, los perros no vigilan, y los lobos hacen destrozos en los rebaños. Abstraídos los enamorados pastores, aún los perros del ganado descuidan la guarda: permanecen mudos, sin ladrar, de noche y duermen (en vez de vigilar) por el día. No hacen sino andar sesteando de cerro en cerro y buscando de sombra en sombra el tempero más agradable para su dormir. Balan, sin guardián, los ganados. Al oír el mísero balido, surgen de las sombras nocturnas los lobos, y se ceban fieramente en el indefenso rebaño, dejando mojada con la sangre de sus víctimas aun la misma hierba que las otras ovejas pacen. ¡Oh, Amor, vuelve a hacer que suenen los silbidos de los pastores, haz que vuelvan los pastores a su ganado! Y, si no quieres, que se vaya el inútil silencio y el dormir del can, con su enamorado y errante dueño.
+la noche… el día: ’durante la noche… durante el día’.
+de cerro en cerro y sombra en sombra yace: es un endecasílabo del tipo A en A y B en B. La gran cantidad de materia se acumula gracias a la sinalefa del 2º verso.

OCTAVA 23: Galatea descansa junto a una fuente, donde, con la música de las aves, queda dormida. Mientras ocurren estos efectos del amor, que hemos relatado, Galatea, la ninfa que huye de todos sus amadores, allá en un lugar donde un laurel protege con su follaje su propio tronco del fuego del sol, da a las márgenes de una fuente tantos jazmines (tanta cantidad de sus blancos miembros) cuanta hierba cubre la blancura de sus miembros. Unos ruiseñores se quejan dulcemente allí, y responden el uno al otro, y dulcemente la armonía de la música va cerrando los ojos de Galatea y entregándolos al sueño, para impedir que tres soles abrasaran al día (el sol del cielo más los dos soles que son los ojos de la muchacha).
+donde / hurta un laurel su tronco al sol ardiente: están aquí designados el tiempo y el lugar de la fábula, en un solo verso. Y observa aún cómo (barrocamente, diríamos nosotros) ha entrelazado Góngora una alusión a la fábula de Apolo y Dafne. Dafne convirtiéndose en laurel, se esquiva o hurta a las caricias de Apolo, es decir, el sol. Tal presencia tácita del mito es lo que ha atraído hasta este verso a la palabra laurel: para Góngora no hubiera podido ser otro árbol.
“Hurtar” con el sentido de ‘esquivar’, puede darse en la lengua corriente, pero es muy frecuente en la de Góngora, quien alguna vez lo emplea en sus cartas.
+tantos jazmines cuanta hierba esconde / la nieve de sus miembros, da a una fuente: Hay aquí implícita una doble comparación trivial: blancos miembros = nieve = jazmines. Pero el poeta, con intención netamente barroca, a estas metáforas vulgares las obliga a entrar en una complicada imagen: Galatea se echa junto a una fuente, y, al echarse, el cuerpo de la ninfa (que es nieve por su blancura) oculta la hierba, pero al mismo tiempo los jazmines de este blanco cuerpo, colocados sobre la hierba, hacen como florecer la hierba ocultada.

OCTAVA 24: En la mayor fuerza de calor, llega Acis a aquel sitio donde reposa Galatea. El joven se inclina a beber en la fuente, pero, mientras tanto mira a la ninfa dormida. Era un día de la canícula,cuando el Sol entra en la constelación del Can. Estaba, pues, el Can celeste, vestido de sus propias estrellas, ladrando –como echando llamas--, hecho salamandra del cielo (pues el animal de este nombre, según una tradición antigua, puede estar dentro del fuego sin consumirse), cuando llegó al sitio donde dormía Galatea el joven Acis. Llegó acalorado, lleno de polvo el cabello y sudando resplandecientes gotas, que por lo ardiente y lo húmedo podríamos llamar centellas líquidas, si ya no las queremos calificar de aljófares abrasados; y viendo que el sueño blando había ocultado (como oculta el Occidente al Sol) los dos bellos soles de los ojos de Galatea, dio su boca al cristal sonoro (agua de la fuente) y sus ojos, cuanto se lo permitía la posición, al cristal mudo ( a los miembros cristalinos de la dormida ninfa): se puso, pues, a beber en la fuente y a mirar de reojo a la muchacha.
+Salamandria del Sol: Los comentaristas aducen varias autoridades latinas sobre las propiedades de la salamandra. La creencia de que puede entrar en el fuego sin arder es aún popular. Hay un texto de Plinio donde se dice que la salamandra tiene la piel estrellada, y en la frase “vestido estrellas” podría verse alusión de esto.
+latiendo el Can: Góngora usa latir por ‘ladrar’. El ladrar del Can celeste también se encuentra en Quevedo.
+polvo el cabello: Debe explicarse como cláusula absoluta (‘siendo polvo su cabello’, ‘convertido en polvo su cabello’. En las cláusulas absolutas normales un sustantivo sujeto está modificado por un participio o gerundio.
+húmidas centellas, / si no ardientes aljófares: compara el sudor, por lo líquido a ‘húmedos aljófares’ (perlezuelas o gotas de agua) y por lo abrasado a ‘ardientes centellas’, pero trueca los epítetos: ‘húmedas centellas”, “ardientes aljófares”.
+al sueño blando su boca dio: “besó a la que estaba entregada al sueño”.
El ruido del agua, como en la Fábula el canto de las aves, es incentivo al sueño de la bella. A la figura de Acis que atisba a Galatea corresponde aquí un Narciso-Cupido que está mirándose, no en la fuente, sino en la cazadora dormida.

OCTAVA 25: Breve descripción de Acis. Era el bello Acis como un venablo que el dios del amor usara para herir los corazones. Había sido engendrado por un fauno, medio hombre y medio fiera, en la hermosa ninfa Simetis, y era gloria del mar y honor de sus orillas. Galatea es como un bello imán que le atrae y al que sigue cual el acero; y al ver dormido el ídolo que adora, como una idólatra lo venera; lo venera, como puede él, rico de todo lo que ofrece un pobre huerto, de lo que rinden las vacas y de la miel que se cría en lo hueco de los robles.

OCTAVA 26: Ofrenda que Acis deja junto a Galatea dormida. En un cestillo de blanco mimbre puso Acis al lado de Galatea almendras frescas mondadas, ese humor celestial recién cuajado, que la almendra guarda cuando no está ni ya verde ni seca todavía; dejó también una pella de manteca en unos verdes junquillos; y, en un vaso de corcho, pequeño, pero bien labrado, un dulcísimo panal, rubio hijo de una hueca encina, a cuya cera quedó vinculado o perpetuamente unido el néctar de la estación primaveral (el aroma y el dulzor de sus flores).
+El celestial humor recién cuajado / que la almendra guardó entre verde y seca, / en blanca mimbre se lo puso al lado: Todos los intérpretes creen que fueron almendras lo que le puso, y se observa que es fruta “muy estimada de las damas; y así se acordó el poeta de que le ofreciese Acis a Galatea.”
+vinculó: es cultismo muy raro en la época de Góngora.

OCTAVA 27: Acis se refresca las manos y la frente en el arroyo. Un suave vientecillo sopla sobre el sitio donde duerme Galatea. Acis, acalorado, se refresca las manos en el arroyo; y con ellas lleva el agua hasta su cara. Lávase así Acis entre dos mirtos en los que se detiene el agua y, encaneciéndolos con lo blanco de su espuma, los hace parecer dos verdes garzas que se bañaran en la corriente (verdes, por ser color de los mirtos; garzas, por estar emblanquecidos por la espuma). Un suave céfiro que mansamente soplaba, corrió las vagas cortinas de vanos volantes de sus ondas, sobre el sitio donde Galatea dormía, lecho que (si no le queremos llamar cama de viento), era una cama de grama menuda y frescas sombras.
+Entre dos mirtos: Góngora pone los mirtos junto al agua, pues “aman las riberas del mar, ríos o arroyos”
+Vagas cortinas de volantes vanos: Maravilloso efecto de aliteración en el de este verso donde hay un susurro de fricativas.
+ Favonio: es el Céfiro, el viento primaveral de la renovación de la vida (“fecundus, genitales, genitabilis”): otro elemento que contribuye a la visión primaveral del cuadro.
+Vagas cortinas de volantes vanos corrió Favonio lisonjeramente a la del viento cuando no sea: hace cama al sitio donde dormía Galatea, y dice que corrió las cortinas Favonio, que para despertalla sopló suavemente.

OCTAVA 28: Al ruido del agua con que se refresca Acis, despierta sobresaltada Galatea. Su primer impulso es huir: pero el mismo temor se lo impide. Apenas, pues, oyó Galatea bullir el agua sonorosa y plateada del arroyo (que Acis movía), cuando se convirtió en segur de sus propias azucenas; es decir, se puso en pie, y al ponerse en pie, separó o segó la hierba –como una segur—las azucenas de sus propios blancos miembros, que antes cubrían o florecían el césped (obrando así ingratamente con los verdes márgenes que le habían proporcionado grato reposo). Su primer impulso fue echar a correr, pero por la sangre se le difundió un perezoso frío de temor, tan frío que le impidió la necesaria fuga, como unos grillos (no de hierro, sino de nieve, por lo helado de su alteración) que la retuvieran presa; como unas plumas que siendo de hielo hicieran imposible el presto vuelo de su huida.

OCTAVA 29: Sigue la alteración de Galatea, la cual encuentra junto a sí las ofrendas de Acis, pero no al que allí la puso. Encontró Galatea las frutas en cestillo de mimbres, la manteca en juncos y la miel en vaso de corcho; pero no vio al donador de estas ofrendas. Si bien comprende, agradecida, que debe al dueño de ellas el haber sido cultivada o adonada con dones su deidad, y venerado y respetado su sueño. Dispuesta ya mil veces a ausentarse, a huir, este no pequeño indicio de cortesía la dejó (aunque aún convertida por el miedo en helada estatua) con más discurso y menos alteración.
+si bien al dueño debe, agradecida, / su deidad culta, venerado el sueño: ‘ella debe que el su deidad haya sido cultivada o adorada (con ofrendas) y su sueño respetado’.
+A la ausencia mil veces ofrecida: ‘ofrecida a la ausencia’ puede relacionarse con darse a la fuga: no se ‘da’ sólo se ‘ofrece’.
+mil veces: especie de sinécdoque (“mil” por ‘muchas’: número determinado por indeterminado, para encarecer su grandeza).

OCTAVA 30: La ninfa se queda pensando a quién podrá atribuir la ofrenda. El amor, entonces, se propone vencer el desdén que a todos ha mostrado hasta allí Galatea. No puede atribuir de ningún modo la ofenda al Cíclope Polifemo, ni a un lascivo sátiro, ni a ningún otro de los feos faunos o silvanos, moderadores de los bosques, en los cuales el sueño de una mujer rompe la rienda de la audacia, ya aflojada de antemano por el mal deseo. Entonces, el niño dios que tiene los ojos vendados, el dios del Amor, quiere que Galatea se enamore, y que el desdén que victoriosamente hasta allí tuvo la ninfa, vencido ya, sirva de gloriosa ostentación o trofeo, colgado del mirto, árbol de Venus, madre del mismo Amor.
+El niño dios, entonces, de la venda: ‘Entonces, el niño Amor, dios de los ojos vendados’
+ostentación gloriosa, alto trofeo / quiere que el árbol de su madre sea / el desdén hasta allí de Galatea: “Es galante alusión a la ceremonia antigua de colgar por triunfo en los árboles los vencedores las armas de los vencidos. Y como el desdén de Galatea era el escudo con que se había defendido del amor, ése colgó en el mirto por trofeo”.

OCTAVA 31: Hiere el Amor a Galatea, comienza a operarse un cambio en el corazón de la ninfa. Disparó el Amor, desde el levantado mirto que más se baña en la corriente, una flecha dorada que se hincó en el blanco pecho de Galatea, quedando así el pecho convertido como en aljaba de la flecha. Herida por el Amor, la ninfa –aquel monstruo de rigor, aquella fiera áspera para sus enamorados—comienza ahora a mirar con más cuidado las ofrendas que encontró junto a sí, y llega a sentir que el verde soto oculte por más tiempo –como celoso alcaide—al devoto donador de los regalos.
+carcaj de cristal hizo, si no aljaba: El sujeto de ‘hizo’ es “El niño dios”.
+monstruo: Es cultismo.
+y aun siente que a sus dueño sea, devoto, / confuso alcaide más, el verde soto: “Devoto” califica a “dueño” y no a “alcaide”, pues la ofenda de que se viene hablando garantiza suficientemente la devoción del donante.

OCTAVA 32: No sabe Galatea el nombre de quien le había hecho los regalos. Se pone a buscar, y encuentra a Acis que se finge dormido. Con gusto llamaría Galatea (aunque muda aún por el susto) al donante de las ofrendas; pero no sabe formar este nombre que sería el que más desearía pronunciar. Ni ha visto su persona, aunque un suave pincel amoroso lo ha bosquejado ya en su fantasía, le ha hecho que se le imagine. Fía su intento a sus pies –ya menos pesados, menos paralizados por el pasado temor—y se dirige a donde en la sombreada cama de campo que forma la hierba encuentra al astuto mancebo que se finge dormido. La cama en que finge sueño será el campo de batalla desde donde Acis vencerá el corazón de Galatea como explican las estrofas que siguen.
+si bien pincel süave / lo ha bosquejado ya en su fantasía: Este “pincel” se identifica con la flecha del “arpón” que el Amor clavó en el pecho de Galatea.
+grave: Cultismo de acepción, ‘pesado’.
+Al pie… fía su intento: Confía a sus pies el intento de conocer al donador de las ofrendas.

OCTAVAS 33, 34 Y 35: Nos describe el poeta en estas tres estancias (enlazadas por el sentido) cómo Galatea ve a Acis (que finge dormir) y el efecto que la belleza del joven produce en la ninfa. (33) Ve Galatea la forma de Acis, y, creyéndole dormido, mantenida en un pie, se inclina toda sobre el mancebo (como si pendiera sobre él9 para contemplarle, urbana o cortés para con el sueño (respetando cortésmente el que ella cree sueño), pero bárbara por lo que se refiere a aquel fingido silencio, bárbara porque no entiende este silencio, este lenguaje mudo, al cual podemos llamar retórico, por su artificiosidad o fingimiento y porque la belleza de Acis hablaba por sí sola mejor que bellos discursos. No se queda tan inmóvil el águila, reina de las otras aves, cuando corona en su vuelo su inaccesible nido (mientras desciende –veloz como un rayo con plumas—a cebarse en el milano pollo, al que abriga la cumbre de algún peñascal), (34) como la bella ninfa, compitiendo, en el respeto cortés al sueño, con el muchacho dormido (pues éste había respetado antes el sueño de Galatea), no sólo se queda quieta, sino que hasta desearía hacer enmudecer el dulce, atenuado estruendo que formaba el lento arroyo.
Viendo luego –a pesar de las ramas interpuestas—ya coloreado y real aquel bosquejo que el Amor le había dibujado en la imaginación, como con un pincel, con aquella flecha que le clavó en el pecho; (35) mejorándose de lugar, mira y escudriña atentamente en la robusta virilidad de aquel rostro, todo lo que, si por lo suave no lo admira, es fuerza que lo admire por la belleza. El cabello de Acis aspira a igualar en el color los rayos del Sol poco antes de la puesta; su bozo es todo florido, flores cuyas tonalidades, como el muchacho tiene cerradas las luces de los ojos, faltas de luz, no se distinguen bien.
(33)
+ bulto: podría dudarse si se tratará del latinismo “vulto” por ‘rostro’; pero parece convenir mejor “bulto”, ‘forma o cuerpo’: “bulto se llama a lo exterior del cuerpo”
+librada en un pie: mantenida en equilibrio sobre un pie.
(34)
+viendo colorido bosquejo, etc.: Galatea ve el colorido bosquejo que Cupido había esbozado en su imaginación, es decir, ve ya perfecta y concluida con todo primor y realidad aquella imagen que antes era sólo un bosquejo vago, una figuración o vislumbre de su mente.
(35)
+aquello / que, si por lo süave no la admira, / es fuerza que la admire por lo bello: Se refiere aquí el poeta al cuerpo de Acis o tal vez a su rostro.

OCTAVA 36: Más enamora la natural belleza que la muy adornada: en la hermosura sin aliño de Acis se oculta un veneno de amor que Galatea bebe ansiosamente. La víbora yace oculta en la rústica maraña del ameno prado que nadie siega, mejor que en el regalado seno de un jardín exquisitamente cultivado. Así, en la descuidada virilidad del rostro de Acis, ha entremezclado o disimulado el Amor lo más dulce de su veneno. Galatea lo está bebiendo ya con los ojos, y sin ser dueña de sí, da aún otro paso y se acerca más a Acis, para mirarle mejor, para apurar hasta el fin aquel vaso de amorosa ponzoña.
+En la rústica greña yace oculto / el áspid, el intonso prado ameno: evidente alusión al adagio latino, tan grato a Góngora, latet anguis in herba. Repetido en otros lugares de la poesía latina, se convierte en un tópico de la del Renacimiento; la época barroca lo complica y varía hasta la saciedad. Fuerte hipérbaton: ‘el áspid yace oculto en la rústica greña del intonso prado ameno’.

OCTAVA 37: El astuto Acis está, en medio de su fingido sueño, muy atento a todas las reacciones que se producen en el alma de Galatea. Acis está con cien ojos (como Argos), atento siempre al semblante de Galatea, más de lo que parece permitir el breve resquicio que dejan sus párpados en aquel fingido, vigilante sueño; y es un lince que penetra todo lo que ella piensa y siente (ora esté aún alterada entre el miedo y el amor; ora, indecisa), aunque Galatea lo quisiera encubrir con bronce o murar con diamante. Porque el amor sabe con sus fingidos paladiones introducir el fuego de la pasión, no por un hueco abierto en la muralla (como los griegos introdujeron el Paladión en Troya) sino sin necesidad de romper muros.
+Acis –aún más aquello que dispensa / la brújula del sueño vigilante: “Acis, aún más de lo que bastaba para que no se entendiese que estaba despierto, y se fingía dormido…”

OCTAVA 38: Acis se levanta e intenta besar el pie de Galatea. Acis sacude de sus miembros el fingido sueño y se levanta, y al levantarse muestra la gallardía de su persona; y luego, postrado ante los pies blancos como el marfil, de Galatea, intenta besar el conturno labrado en oro, con el que la ninfa se calza. Menos asusta al marinero el rayo que puede ser previsto; menos le turba la tormenta prevenida o pronosticada: bien lo puede testimoniar Galatea, que no esperaba la súbita acción del mozo.
+Menos ofende el rayo prevenido, etc.: “Para exagerar la grandeza del susto que recibió Galatea, dice que menor fue la turbación que causa el rayo sabiéndose primero su venida y menor la tormenta prevista por el marinero o pronosticada por otro, que la que le causó a Galatea la repentina visita de Acis”

OCTAVA 39: Serenada y amansada Galatea levanta al dichoso Acis. Descripción del lugar en que se reclinarán los enamorados. Depuesto su sobresalto, ya más agradable y menos esquiva, levanta Galatea al venturoso mancebo, concediéndole, dulcemente risueña, no paces para que volviese a dormir, sino treguas al descanso, es decir, que interrumpiese su descanso para estar con ella. Formaba allí lo hueco de una peña un umbroso dosel a un fresco lugar, apropiado para sentarse o reclinarse en él como en un sitial, y le servían de verdes celosías unas hiedras que subían trepando por los troncos y abrazando las peñas.
+paces no al sueño, treguas sí al reposo: interrupción o suspensión del reposo (que hasta entonces había tenido Acis), puesto que le levanta de donde yacía.
OCTAVA 40: Recostados sobre la hierba Galatea y Acis, son incitados al amor al ver y escuchar cómo se está arrullando dos palomas. Reclinados sobre la alfombra de la hierba (alfombra cuyos matices imitaran mal los famosos colores de Tiro, aunque sólo estaba hecha de las sedas que la primavera hiló, como gusano, y tejió como artífice en su telar), se abatieron al más lozano de los mirtos, dos enceladas y ligeras palomas, cuyos gemidores arrullos escuchan los dos enamorados (y son como trompas del dios del amor, que le incitaran a su guerra), y al escucharlos sienten profunda alteración.
+al mirto más lozano, / una y otra lasciva, si ligera / paloma se caló: El mirto es el arbusto de Venus y las palomas tiran de su carro: la confluencia de estos elementos no puede dejar duda sobre el carácter erótico del lo que va a seguir.
+cuyos gemidos / --trompas de amor—alteran sus oídos: La alternancia de las vocales da aquí muy expresivo encanto: las consonantes labiales y las vocales se juntan en “trompas de amor”, que es donde parece especialmente condensarse la virtualidad fónica.

OCTAVA 41: Acis trata de acariciar a Galatea. La ninfa le esquiva dulcemente, con lo que él se enardece aún más. El ronco arrullo de las palomas excita los deseos amorosos de Acis, pero Galatea le esquiva con suavidad y le modera, poniendo freno a la audacia del joven y limitando el aplauso a la armonía que forman las aves.
Entre el agua y la fruta, sin poder llegar a una ni a otra, imita Acis en sus graves penas al siempre ayuno Tántalo (condenado por los dioses a estar metido con el agua a la boca en un río: las ramas de un manzano, con sus frutos, cuelgan sobre él, pero cuando las quiere alcanzar se retiran; y si quiere beber del agua, baja el nivel de ésta y no puede aplacar la sed); así también en medio de la gloria de verso al lado de tal belleza, son para Acis infierno o condenación no pequeña aquellos brazos cristalinos que como agua fugitiva se le escapan, aquellos senos, como pomas de nieve, que no puede tocar.
+limita / …el aplauso al concento de las aves: Pasaje muy difícil. Galatea ponía límite… al aplaudir con la imitación los arrullos de las palomas.

OCTAVA 42: Primer beso de Acis a Galatea. Violetas y alhelíes llueven profusamente sobre el que ya es tálamo de los amantes. Apenas había otorgado Cupido a las palomas juntar en amor los dos rubíes de sus picos, cuando, atrevido, Acis le chupa al clavel de la boca de Galatea, las dos hojas carmesíes, los dos rojos labios. Todas las oscuras violetas y los blancos alhelíes que cría Pafos y engendra Gnido (ciudades consagradas a Venus) llueven sobre aquel lugar que Amor ha destinado ya para tálamo de Acis y Galatea.
+No a las palomas concedió Cupido / juntar de sus dos picos los rubíes, / cuando..;Esta negación es una manera hiperbólica de expresar la inmediatez temporal de las dos acciones: “concedió” y “chupa”.

OCTAVA 43: Comienza lo que podemos llamar la tercera parte del poema: el canto de amor y la venganza de Polifemo. En esta estrofa nos dice el poeta que, ya avanzado el día y próximo el sol a la puesta, subió Polifemo a la cima de un peñasco que domina la playa. Con su aliento hecho todo humo y sus relinchos fuego, aunque con el freno lleno de espumas, ilustraban o iluminaban ya Etón y los otros caballos del sol las columnas de Hércules, que erigió este héroe griego en el estrecho de Gibraltar, sitio donde el carro solar lava en el océano, al ponerse, sus ruedas. Estaba, pues, ya el sol, todavía ardoroso, inclinado hacia occidente y próximo a la puesta, cuando Polifemo, el fiero gigantazo, se sentó, oprimiéndolo con su peso, sobre lo alto de una brava roca, que a la playa, erizada de escollos, le sirve –aunque sin luz—de faro, y –aunque sin emitir señales—de atalaya (pues como un faro o una atalaya domina el arenal).
+Su aliento humo, sus relinchos fuego, / si bien su freno espumas: Se trata de una cláusula absoluta. “Para decir que ya anochecía y que iban cansados los caballos del Sol, dice que echaban humo por las narices… si bien su freno espumas: por parecer cosa contraria que se junte espuma con fuego, por eso dijo “si bien”, que significa ‘aunque’.
+las columnas… que erigió el griego: Parece que Góngora atribuye al Hércules griego lo que fue obra del egipcio.
+do el carro de la luz sus ruedas lava: Es el tópico de tradición grecolatina para designar la puesta de sol. Después del descubrimiento de América, los poetas siguen manteniendo la ficción de que el Sol se pone en el estrecho de Gibraltar.
+la cerviz oprimió a una roca brava:
+de escollos no desnuda: ‘llena de peñascos’. Las expresiones positivas con forma negativa (lítotes) son características del gongorismo.

OCTAVA 44: Toca desde la cima del peñasco su zampoña Polifemo. Temor de la ninfa al oír esta música. Puesto Polifemo en la cumbre de la roca, dominando las montañas y la marina –como árbitro entre ambas partes—el enorme fuelle que formaba su boca sopló las cañas o albogues unidos con cera, que constituían su instrumento músico. La ninfa, desde donde estaba con su Acis, oyó aquellas música y hubiera preferido ser entonces una florecilla, una hierbecita o un poquito de tierra (para escapar así de los celos del jayán), mejor que verse allí –muerta de amor por Acis y de miedo a Polifemo—unida, como exuberante vid, al tronco de su nuevo esposo.
+Arbitro de montañas y ribera: Arbitro significa ‘el que, con su juicio, decide entre partes’, y en seguida sirve para designar ‘el que dispone de una cosa, o la gobierna o domina’.
+de su nuevo tronco vid lasciva: “lasciva” no tenía el mal sentido que es exclusivo en español; vale aquí ‘exuberante’.
+muerta de amor, y de temor no viva: “no viva”, lítote, por ‘muerta’. El quiasmo, unido a la lítote, permite la perfecta bimembración del verso.

OCTAVA 45: Amor y temor impiden toda huida a Galatea. Y comienza a cantar Polifemo, cuya voz había sido preludiada por la zampoña. Pide el poeta ayuda a las musas para reproducirlo. Pero, enlazados sus brazos a Acis, como pámpanos que fueran de cristal, el amor la entrelaza y el temor la obliga a anudarse más aún (como la vid al tronco de un olmo) al cuerpo de su amigo, tronco al cual ha de hacer pedazos laaguda hacha de los celos. En tanto, la voz del gigante ha caído, fulminado como el rayo, sobre las cavernas y ribazos de la isla, prevenidos ya antes por el preludio musical de la zampoña. ¡Referidlo por mí, oh Musas Piérides: os lo ruego!
+cristalinos pámpanos sus brazos: Comparada Galatea con una vid que se abraza a un olmo, llama “pámpanos” a los brazos de la ninfa (pues pámpanos son los sarmientos verdes y tiernos, de la vid). Es común en poesía llamar cristal a los bellos miembros de una mujer.
+Las cavernas en tanto, los ribazos / que ha prevenido la zampoña ruda: “Tocó la zampoña primero, para que le escuchasen, como hoy en los teatros antes de la representación entran los tymélicos a sosegar a la gente”.
+el trueno de la voz fulminó luego: Las cavernas y ribazos habían sido prevenidos por la música, según ocurre en el teatro. La voz de Polifemo es como un trueno que fulmina cavernas y ribazos. El verbo fulminar es un cultismo.
+¡referidlo, Pïérides, os ruego!: Las Musas eran llamadas Piérides, de Pieria, en Tesalia o Macedonia, junto al Olimpo. En Pieria se dice haber tenido origen el culto de las Musas.

OCTAVA 46: Comienza el canto de Polifemo. Invoca a Galatea comparándola en suavidad con los claveles, en blancura con el cisne y en majestad con el pavo real. ¡Oh bella Galatea, más suave que los claveles que la aurora, con el peso del rocío, troncha; más blanca que el cisne, aquel ave que muere cantando dulcemente y mora en las aguas; igual en pompa al pavo real, pájaro que gravemente dora su manto o plumaje azul con otros tantos ojos como estrellas tiene el zafiro de los cielos para adornar su manto azulado! ¡Oh tú que en sólo las dos estrellas de tus ojos comprendes o resumes las más bellas del cielo!
+que dulce muere y en las aguas mora: Alude a la conocida idea de que el cisne muere cantando. La paranomasia muere-mora aumenta la sensación de bimembre del endecasílabo.
En esta estrofa Polifemo compara sucesivamente a Galatea con el cisne y con el pavón, estas comparaciones están yuxtapuestas.

OCTAVA 47: Invita el gigante a Galatea a salir del mar y pisar la playa. Sal de las aguas, deja el rubio coro de las ninfas del océano, hijas de Tetis; y vea el mar que, cuando el carro del Sol, al ponerse, niega su luz, en los dos soles de sus ojos la restituye Galatea. Pisa la arena de la playa, que yo adoro en la arena cuantas conchas platea tu blanco pie, cuyo contacto puede hacer que las conchas paran perlas sin que –según se creía—necesiten concebir rocío.
+las hijas de Tetis: Tetis, esposa del Océano, tuvo de él a las ninfas Oceánidas. Pero más parece que el poeta emplea la voz Tetis como metonimia por ‘el mar’.

OCTAVA 48: Ruégale que escuche su canto. Sorda hija del mar, cuyas orejas son tan insensibles a mis ruegos como al viento las rocas: o ya estés dormida en las aguas, entre los rojos troncos de cien corales que impidan llegar hasta ti mis quejas; o ya estés bailando y tejiendo coros a la discordante música de unas almejas (instrumento marino, hecho con la concha de este molusco, pero instrumento poco agradable), escucha una vez mi voz, por ser dulce, ya que no por ser mía.
+Sorda hija del mar: los poetas de la antigüedad califican muchas veces de “sordo” al mar.

OCTAVA 49: Comienza Polifemo a ponderar sus riquezas. Y habla primero de sus rebaños. Es cierto que soy pastor, pero tan rico en ganados que embarazado y lleno de los valles más amplios, hago desaparecer –cubriéndolos con mis rebaños—los más encumbrados cerros, y seco –al abrevar mis hatos—los caudales de los ríos. Mas no se agotarían (tan rico soy) los caudales de leche que manan de las ubres de mis reses, ni tampoco (tan desgraciado soy) los caudales de lágrimas que fluyen o derivan de mis ojos: pues si grandes son en número mis bienes, tan grandes son también mis pesares.
+los valles impido…, / los cerros desparezco… / y los caudales seco de los ríos: Estas hipérboles son muy del gusto de Góngora y apropiadas a la condición gigantea de todo lo referente a Polifemo.
+impido: Es cultismo, y lo es especialmente de acepción, en la que aquí tiene: vale ‘ocupo, lleno, embarazo’.
+más vacíos: entiéndase ‘más desembarazados y amplios’

OCTAVA 50: Continúa Polifemo jactándose de su hacienda. Su abundancia de miel.
Sudando dulce néctar, destilando el olor de las flores, escondrijos de la isla que no puede descubrir ni aun la golosa cabra, guardan mis colmenas de corcho: más colmenas que flores innumerables liba inquieta, e ingeniosamente melifica la abeja. Los árboles mayores me ofrecen sus troncos, en donde tengo también enjambres, los cuales, o ya se abran con el mes de abril, o ya con el de mayo se disgreguen al salir las abejas a libar por los campos, exudan una miel de color ámbar, y en la cera dorada del panal (como en una rueca) labran una miel cual si hilaran los mismos rayos del sol.
+lambicando olores: lo mismo que alambicando: es decir, ‘destilando por alambique’.
+senos que ignora aun la golosa cabra: ‘la concavidad de los panales donde cada abeja labra la miel’.
+liba inquïeta, ingenïosa labra: El quiasmo, la diéresis y la aliteración colaboran aquí para producir uno de esos bimembres gongorinos en que la simetría de las dos alas es perfecta, y no solo por lo que toca a las categorías gramaticales, sino también a lo fonético, que aquí podemos representar así: l-b—ï –ï—l-b
+o el abril los abra: “porque por el mes de abril se hace la castra y se abren los panales”

OCTAVA 51: Alaba ahora su linaje. Incita a Galatea a que no desdeñe esposo tan robusto. Aunque pastor, soy hijo nada menos que de Neptuno, que es como el Júpiter o dios supremo del mar. Si ya no es que tu condición desdeñosa está esperando a que sea el mismo Neptuno quien, en su trono de cristal, te abrace como nuera, no te escondas, pues es Polifemo quien te llama: que la ribera del mar admira en él un esposo de tanto valer y grandeza, cual el sol nunca lo vio tan robusto, desde el río Volga, a quien lo hielos hacen de perezoso fluir, hasta la abrasada corriente del río Indo.
+del perezoso Volga al Indo adusto: Los hielos embarazan y hacen lenta su corriente, por ello es ‘perezoso’.

OCTAVA 52: Jáctase el cíclope de su estatura. Estado sentado, mi robusta mano llega a alcanzar el dulce fruto de las altas palmas; si estoy en pie, sirve mi cuerpo de sombra suficiente para proteger del sol innumerables cabras en los meses de verano. ¿Qué mucho sea así, si aun las altas montañas quieren en vano igualarme tratando de aumentar su altura con coronarse de nubes, y en los mismos cielos puedo desde esta peña escribir con el dedo mis desdichadas amorosas?

OCTAVA 53: Refiere ahora Polifemo cómo cierto día pudo verse en el mar en calma y contemplar su gran ojo. Coronaba el ave marina llamada alción una roca eminente, empollando los huevos de su nidal (hacen esto sólo en ciertas épocas de calma), el día en que el mar azul sirvió a mi persona de luciente espejo de zafiro. Miréme, y vi lucir en mi frente un ojo como un sol, mientras que en el cielo se veía al sol como un gran ojo. Indecisa el agua, dudaba a cuál había de creer cielo: si a Polifemo, cielo humano por el sol –el ojo—que lucía en la frente, o al cielo, cíclope celestial por el único ojo –el sol—que brillaba en su bóveda.
+Marítimo alcïón roca eminente / sobre sus huevos coronaba: Alude el poeta a la creencia expresada por Plinio y otros autores de que el alción pone y empolla sus huevos en ciertos días de calma. La alusión a esta ave sirve, pues, para indicar que era un día sereno, en que las aguas estaban tranquilas y pudieron servir de espejo al cíclope.

OCTAVA 54: Cuenta Polifemo cómo el amor de Galatea le ha cambiado de cruel a piadoso. En otras puertas se pueden ver, como trofeos de caza, las cornamentas de los venados (por las cuales descubre el animal la edad que tenía) y las colmilludas cabezas de los jabalíes, fieras cuyo levantado cerro o espinazo está erizado de rígidas cerdas, como picas de los afamados piqueros helvéticos, que, erguidas, formaran una muralla coronada de agudas puntas. En mi cueva, desnuda de toda piedad, colgaban también, como trofeos, en otro tiempo, cabezas humanas, cabezas de caminantes extraviados; pero hoy –por tu amor—mi cueva sirve de albergue al peregrino, el cual, si perdió su ruta, halla en mi cueva, buena acogida y remedio.
+venado… fiera… caminante… peregrino: son cuatro sinécdoques (singular en vez de plural).
+Registra en otras puertas el venado / sus años, su cabeza colmilluda / la fiera: Entiéndase ‘el venado registra sus años’, ‘la fiera (el jabalí) registra su cabeza colmilluda’. El verbo registrar en el primer caso vale ‘revelar, descubrir’; en el segundo caso “registrar” vale meramente ‘mostrar, dejar ver’.

OCTAVA 55 Y 56: En estas dos estrofas (enlazadas por el sentido) refiere Polifemo el naufragio de una nave genovesa llena de mercaderías orientales. (55) Una rica nave, rota en pedazos, llegó lastimosamente a la playa, y venía cargada de cuantas riquezas lanza o arroja el Oriente a Occidente por las bocas del Nilo. Aquel día mi zampoña estaba – con su música—imponiendo como un suave yugo a la airada frente del mar –hacía que se aquietara la arrugada superficie del agua—(si ya no se quiere decir que le ponía dulces coyundas al mismo viento), (56) cuando entre grandes olas veo que una nave genovesa, naufragada, está entregando a las arenas, en cajas, aromas de la región sabea, en cofres las riquezas que produce Cambaya. Deliciosos productos de Oriente, ya mero trofeo de los escollos de Escila y la furia del mar, que expuestos y diseminados en nuestra playa, sirvieron de despojo a los ladrones, depredadores como arpías, que viven en estas montañas.
+de cuantas vomitó riquezas grave, / por las bocas del Nilo el Orïente: Nótese el cuidado y el juego del poeta, el cual usa con propiedad imaginativa “vomitó”, porque dice “por las bocas”; al mismo tiempo, no sin alguna propiedad de sentido, porque vomitar (vomere en latín), significa a veces arrojar con fuerza y en abundancia.
+los aromas del Sabeo: “los aromas de los sabeos, o del pueblo sabeo”. La Sabea, en la Arabia feliz, famosísima ya en la antigüedad por ser donde se producía el incienso.
+las riquezas de Cambaya: Cambaya, región en la India, al N. del golfo que lleva ese nombre, a la que se atribuían muchas riquezas y floreciente comercio.

OCTAVA 57 Y 58: Refiere Polifemo (en estas estrofas enlazadas por el sentido) cómo acogió a uno de los náufragos. Este le hizo un regalo de marfil: un arco y una aljaba primorosamente labrados. El cíclope se los ofrece a Galatea. (57) A un náufrago genovés mi gruta le sirvió como segunda tabla de salvamento tanto para su persona como para su hacienda. Restaurado ya en sus fuerzas, y enjuta su mercadería, me hizo el relato horrendo de su naufragio. Habiéndole dado yo la mejor fruta que se madure recostada entre pajas o colgada de hilos, al aire, recibí como luciente paga un regalo de marfil, colmillo de animal cual el Ganges vio sufrir muros y romper escuadrones:
(58) Un lindo arco, quiero decir, hecho de marfil, con su bruñida aljaba, trabajados los dos por un artífice escrupuloso, y que habían servido como alto regalo hecho por un rey malaco a una deidad de Java (según mi huésped me refirió).
Yo te los doy a ti, Galatea: toma en tu mano el arco, cuelga de tu hombro la aljaba. Convencida ya Venus (de tu excelencia en hermosura), imita ahora a su hijo Cupido (en ir armada de arco); será al mismo tiempo en estos campos, Venus del mar y Cupido de los montes (la más bella del mar, y el mejor tirador de la montaña).
+Segunda tabla: el genovés, salvado del naufragio en una tabla, hubiera perecido en el abandono perecido en el abandono y exposición en la costa, si la caverna de Polifemo no le hubiera servido de segunda tabla de salvación.
+la una reparada, la otra enjuta: lo reparado la persona (reparada con descanso, abrigo y alimentación); lo enjuto, la hacienda (las mercaderías del genovés)
+en hierbas se recline, en hilos penda: frutas que maduran entre paja y frutas de cuelga.

OCTAVA 59: (IRA DEL CÍCLOPE, MUERTE DE ACIS). Interrumpe su canto Polifemo para ahuyentar con voces y pedradas a unas cabras que estaban dañando unas vides. Llegan las voces y las piedras al lugar donde están Galatea y Acis. Aquí le interrumpieron su horrible voz (aunque no pudieron interrumpirle la pena de su pecho) unas cabras que, con ligero pie y con cuerno sacrílego, se habían atrevido a las plantas de Baco; es decir, que estaban comiendo y destrozando unas vides. Mas viendo el fiero jayán que las cabras pisoteaban los más tiernos pámpanos, dio tantas voces él, y su honda despidió tantas piedras, que unas y otras traspasaron el muro de hiedra tras el cual estaban Galatea y Acis.

OCTAVA 60: Salen Galatea y Acis huyendo hacia el mar. Comparación. Asustados los dos tiernos enamorados por las voces y las piedras, se separan y, dejando la mayor dulzura de su amor, corren hacia el mar por terrenos, ya de guijas duras, ya de penosísimas espinas, tan velozmente como si tuvieran alas en los pies. No de otro modo, a veces, un labrador que quiere ahuyentar de sus campos una bandada de aves dañinas, insospechadamente separa de pronto una pareja de amigas liebres, a las que unió su distinto sexo y un surco dio abrigo.
+De los nudos, con estos más suaves, / los dulces dos amantes desatados: Toda la expresión está hiperbatonizada: ‘los dos dulces amantes, desatados, con esto, de los más suaves nudos’.
+solicitan: Cultismo que tenía ya mucho uso en los tiempos de Góngora.
+redimiendo: Cultismo de forma y de acepción. Vale aquí, ‘librando de’.
+meseguero: significa propiamente ‘el que guarda las mieses’. Se puede traducir por labrador.
+copia: italianismo, ‘coppia’ pareja.
+de liebres dirimió copia, así, amiga: Hipérbatos: ‘dirimió así (una) amiga copia de liebres’.

OCTAVA 61: Descubre a Galatea y Acis, que corrían, la penetrante vista de Polifemo. Lleno de rabia y celos, da un horrible grito. Viendo el fiero gigante correr sigilosamente hacia el mar los níveos miembros de Galatea (pues para tan aguda vista como la de Polifemo están patentes –al otro lado del Mediterráneo—las breves adargas de los desnudos habitantes de la Libia), y viendo correr también al bello joven, lanzó un grito de celos, que hizo agitarse tantas antiguas hayas como habría podido sacudir un trueno. Del mismo modo, antes que la oscura nube se desgarre, la fulminante trompa del trueno anuncia la caída del rayo.
+la fugitiva nieve: ‘los blancos miembros de Galatea’. Nieve es Galatea por su blancura y lo helado de su condición.
+fugitiva: Cultismo ya muy vulgarizado en la época de Góngora.
+el líbico: ‘el habitante de la Libia’
+cuantas mover pudo / celoso trueno, antiguas hayas mueve: Hipérbaton y encabalgamiento expresivo.

OCTAVA 62: Arranca Polifemo una enorme peña y la lanza sobre Acis. Invocadas las deidades marinas, hacen que del aplastado cuerpo de Acis salga límpida agua en vez de sangre. Con enorme y violento esfuerzo arrancó Polifemo la mayor punta del elevado peñasco desde donde había cantado, la cual le sirve al joven, sobre quien la precipita, de urna, para sus restos, excesivamente grande y de no pequeña pirámide funeraria. La ninfa toda llorosa, pide ayuda a las divinidades del mar, y también las invoca Acis. Acuden todas en su ayuda y, hacen que la sangre que al caer sobre él exprimió el duro peñasco se convierta en agua pura y cristalina.
+excelsa: ‘alta, elevada’, cultismo formal y de acepción usado frecuentemente por Herrera.
+pirámide no poca: lítote, usada muchas veces por Góngora, para resaltar con variación, las partes del endecasílabo bimembre.

OCTAVA 63: Sale del cuerpo de Acis un caudal de agua y va corriendo hasta llegar al mar. Allí lo recibe Doris. Apenas fueron los miembros de Acis aplastados por el peñascal fatal, cuando el agua, que, como líquido aljófar, salió de sus venas, bañó, calzándolos, los pies de los más gruesos árboles. Sus huesos, convertidos también en agua como corriente plata, pasan rozando flores de lugares amenos o plateando doradas arenas, hasta llegar a Doris, al mar. Y Doris, madre de Galatea, le acoge con piadoso llanto, por su muerte, y al mismo tiempo le saluda como a yerno y le aclama como a divinidad pues ha sido transformado en río.
+Sus miembros lastimosamente opresos / del escollo fatal fueron apenas: Hipérbaton: ‘apenas sus miembros fueron opresos lastimosamente del escollo fatal’.
+opresos: Cultismo, del que en la segunda mitad del siglo XVI hay bastantes ejemplos poéticos (en Herrera y otros).
+los pies de los árboles más gruesos / calzó el líquido aljófar de sus venas: Llama ‘líquido aljófar’, al agua que en vez de sangre le salió a Acis de las venas, y dice que esta corriente de agua “calzó los pies de los árboles”.
+Doris: era diosa del mar y su nombre se usa muchas veces por ‘el mar’ (metonimia mitológica). Obsérvese que “a Doris llega” puede entenderse ‘llega al mar’ o ‘llega hasta Doris que está en el mar’.

Bibliografía:
GÓNGORA Y “EL POLIFEMO”, DÁMASO ALONSO. Madrid, Gredos 1967 Volumen III










1 comentario:

  1. He disfrutado mucho de estas hermosas palabras que describen mundos allende el nuestro, felicitaciones y gracias por compartir esta sabiduría.
    Alejandro Melo

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